viernes, 15 de junio de 2012

Es verdad.



Si tu me quieres, no necesitaré más en la vida.
Le harás un favor a mis colegas, a mis padres, a quienes desean mis bienes, a mi ropa, a lo que sueño, a mis amigos, a mis amores más pequeños, a los espacios que habito y que habitaré. A quienes les pido favores, a mis cuentas, a las hojas y papeles, a mi operador de telefonía celular, a las tintas, a los colores. 
Serán particularmente beneficiados mi reloj, las camas, las tardes de todos los días, los fines de semana que pase en casa, las canciones tristes y las canciones contentas, mis vecinos, el diminuto señor de la cafetería y el único vendedor de jugos en el centro que tiene las manos limpias.
Te lo agradecerán mis zapatos favoritos y los tacones, mi odontólogo, la esteticista, el joven que me corta el pelo, que no veo hace años, los libros que compré y no he leído, la basura cuando sea sacada, los taxistas, el piso bajo mi cama, las perfumerías, los parques, los eventos de la ciudad.
Es verdad. Si tu me quieres, el mundo será mejor.

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