Aún no sé si fue buen negocio cambiarte por el mundo.
Tengo muchos zapatos nuevos, de colores que te gustarían,
pero ya no tengo tus pies.
Dormir a media tarde ya no es tan fácil. Aunque no sea
domingo, hay un silencio y una brisita tibia, acompañada de luces blancas que
me espantan el sueño. Hay ruidos a lo lejos que nunca traen tu voz, porque tu
voz ahora es diferente y ya no se deja llevar por brisas, no come de mis
palabras dulces o ternuras repentinas, ni llora por mis insensateces.
En el mundo están todos, menos tú; lo que quiere decir que
es un mundo a medias. Al menos tú
estabas completo.
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