Hay que ver lo que está dispuesta a hacer la gente por un
sorbo, por un instante, de eso que consideran La Felicidad. Están dispuestos a
dejar de ser, a rechazarse, a ofenderse, a perdonar lo imperdonable y dejar
pasar lo que jamás aceptarían.
Algunos insensatos hasta se peinan diferente y dejan de
vestir la ropa que más les gusta.
Cambian sus rutinas para encontrarse con sus almas gemelas;
almas gemelas con las cuales nada tienen en común.
Cambian hasta su forma de querer.
Finalmente, han cambiado tanto, que un día se dan cuenta que
no son ellos los que son felices, sino otros. Hicieron felices a unas personas
nuevas, que inventaron, poco a poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario