Es bueno que algunas cosas no cambien. Siempre necesitaremos
un referente, como los puntos y las líneas.
No sé que voy a hacer con este olor de menta-contigo, de
profunda limpieza y un rastro lejano de humedad.
A veces, me asusta lo poco que tú has cambiado, como para
que, de algún modo, no te pueda perder de vista.
Lo que no sabemos, es que no te puedo dejar de ver, aunque
quisiera, porque tienes ese halo de secreto entre amigos, de silencio cómodo,
de lugar seguro, de 5 de la tarde, de columpio de colegio, de camisa favorita, de
sonrisa de infancia; que nunca me va a dejar en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario