lunes, 8 de abril de 2013

Parte uno


A veces quieren tapar cosas, echándoles tierra y tierra encima. Tierra y muebles y animales y música y alcohol y drogas, bailes y sexo y más tierra y gente nueva y hobbies y ropa y cambio de look y desahogos escritos o pintados y psicólogos y reflexiones y paisajes y atardeceres y amaneceres y Parque Tayrona y espiritualidad y tiempo en familia…

Pero la pila de cosas se mueve y se agita de tanto en tanto. Se sacude como un perro que quiere evitar ser enterrado por tantas inutilidades de una vida sana. Lo que está abajo se agita, como un perro cuando lo acaban de bañar.

No quería escribir una de esas historias patéticas que solo son historias y nada más. Necesitaba contenido filosófico. Era su oportunidad de tocar mentes. Y ¿para qué? No encontraba ninguna justificación motivante.
La teoría del absurdo llegó y se instaló entre frente y nuca. (¿Rebuscado? Tal vez, pero es mi texto.) Entre frente y nuca se le instaló el sentir absurda la existencia. El verdadero motor actual era conseguir los medios para mantenerse feliz hasta que la muerte llegara y eso iba a hacer. Era su decisión de vida. La más sensata, la más convincente que había encontrado. La única en la que tenía fe.

Era obvio que la falta de amor le estaba afectando. Era obvio, no?

En secreto (¿qué más secreto que hablar con uno mismo y no comentar con nadie lo pensado? ¿Igual cuenta como secreto? ¿Acaso la magia del secreto no radica en la posibilidad de ser descubierto, y si no sale de tu boca esta posibilidad se anula? Poseía un secreto sin magia entonces), sentía que el amor no solucionaría nada. Sería lo mismo, pero con la responsabilidad de los sentimientos de alguien más a cuestas. Y algo más de compañía. (Es bonito, igual)

A lo lejos sentía disparos o explosiones de bombas… En ningún caso le causaban inquietud o lo hacían estremecerse; como si estuviera preparado para la guerra.

Tal vez una guerra es lo que su vida necesita.

Las guerras son momentos muy sinceros en la humanidad. Nadie se preocupa por cosas que no importan. 

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