viernes, 2 de noviembre de 2012

Octubre

Aún no puedo creer que no haya escrito nada en octubre.
Y no es porque no sintiera nada. Es de los meses en que más he sentido.
Creo que no escribir, hizo parte del espíritu contemplativo del mes. 
Lo pensé, me hizo falta, pero no lo hice.
Rebeldía, tal vez. No lo descarto. 
Tristeza. En otros momentos, ella me impulsa y es de mis dos motores más grandes. 
Entonces, hablaría de una tristeza diferente y nueva. 
Una tristeza sin esperanza. 
Sería la tristeza más triste de todas, que ni siquiera me deja escribir nada en octubre.

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