jueves, 1 de agosto de 2013

Cordones

"No sabes la inocencia que tienes, hasta que la pierdes", me dijo e inmediatamente se disculpó por pisarme los cordones.
De vez en cuando nos tropezábamos los brazos por caminar en zigzag, pero a ninguno parecía molestarle, por eso me tomó por sorpresa la disculpa de los cordones. "Confiar en otros hace falta cuando más lo necesitas y si empezaste a valorarlo, es porque de algún modo lo has perdido..."
Yo creo que la confianza no se pierde toda... Y que tanto ella, como la inocencia, disminuyen gradualmente, como piezas de rompecabezas que se van extraviando. Nadie vuelve a encontrar nunca las piezas, y eso hace mi posición algo triste. Lo bueno, es que al principio el rompecabezas aún se lee.
No es tan malo caminar en zigzag, chocar los hombros, de vez en cuando puede ser reconfortante.
Y que no se pierda la bonita costumbre de disculparnos por pisarnos los cordones.



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