domingo, 11 de agosto de 2013

La duda

Como siempre, todos lo sabían antes que yo. Pero esta vez lo que me dolió fue que, particularmente, él lo supiera.
No sabía qué iba a hacer con este presentimiento/certeza que se me asomaba por cuanto agujero me encontraba.
Ya no tenía tranquilidad.
Y como siempre, uno se pregunta ¿en qué momento pasó esto? 
Como si estar alerta del inicio te diera algún tipo de ventaja ante el final fatídico. Como si no fueran precisamente esas alertas las que no te dejan vivir tranquilo ahora. Como si no supiera que esa cualidad de predecir el futuro es la que impulsa dicho final.
Tenía dos opciones: dejarme tentar y andar de la mano con mis miedos, permitiendo que me condujeran a un suicidio prematuro... O dudar.
Aún vivo. Y nunca había sido tan hermosa la duda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario